Amahrantha y su clan, usan el Palo de Sombras para controlar las estaciones y las actividades del grupo. No es mas que un palo resistente, clavado en el suelo y con un espacio llano, amplio y accesible alrededor. El avance diario del sol va generando la sombra del palo. Cuando el sol circula a mayor altura (verano en el hemisferio norte), la sombra es más corta. Cuando el sol circula muy bajo (invierno en el hemisferio norte), la sombra es más larga.

La sombra describe un arco durante un día completo sin nubes. A mediodía, cuando el sol está en el lugar más alto de su itinerario, es más significativa por su tamaño, pues es el momento en que la sombra es más larga o más corta ese día.
Amah tenía como labor colocar una piedrecita justo en ese momento, a diario. En el momento, en el día, en que la sombra cambiaba de sentido creciente-decreciente y viceversa, era el momento del solsticio de invierno (si comenzaba a acortarse), o de verano (si comenzaba a crecer). Un método simple de detectar el cambio de estación. Aunque ellos siempre lo confirmaban con la actividad de los animales y plantas de la zona.
Los equinoccios eran mucho más difíciles de identificar para ellos. El único dato fiable era que el día y la noche tienen la misma duración, pero no tenían forma de saberlo, pues no disponían de ningún tipo de reloj. Tenían que contar los días y definirlos aproximadamente.

¿Por qué era importante para ellos? Pues por muchos motivos, el principal era que las manadas de grandes herbívoros migraban buscando zonas con mejores pastos cuando venían los fríos y volvían a las montañas cuando se acercaba el calor. Y un clan cazador, debía seguirlas. Por eso disponían de dos campamentos permanentes, uno para cada etapa del año.
En cuanto a la división del día, los Kuns, era una manera burda de saber en qué parte del día se encontraban. Esto no tenía tanta importancia para ellos, pero seguro que les daba más prestigio entre los suyos. Usaban un número aleatorio de kuns, siete, sin ningún motivo concreto. Cuando el sol alcanzaba su altura máxima ese día, era el cuarto. Los tres de la mañana y los tres de la tarde ya eran cuestión de experiencia y de práctica. Los adultos lo sabían de forma bastante aproximada.



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